miércoles, 27 de enero de 2010

27 de enero. Un cantamisa, otro cantamisa.















CANTAMISA DEL P. NOEL LOZANO LC EN MONTERREY

Monterrey
Jueves 28 de enero
8 pm
Parroquia Reina de los Ángeles















FEDERICO PÉREZ NOS COMPARTE:

http://www.am.com.mx/Nota.aspx?ID=379902

Javier González Bejarano decidió seguir el llamado de Dios y poniéndose en sus manos llevó a cabo sus 13 años de formación los cuales culminaron con su ordenación sacerdotal en Roma y la cantamisa en Celaya a los pies de la Purísima Concepción Patrona y Reina de la ciudad.

El Templo de San Francisco fue el recinto testigo de la primera misa del padre Javier González Bejarano, quien estuvo acompañado por sus familiares, amigos y sociedad en general, quienes se mostraron contentos por la ordenación del celayense.

El pasado 12 de diciembre en la iglesia de San Pedro Extramuros, Roma, fue ordenado como sacerdote Javier González, en donde estuvo acompañado por su familia más cercana.

Durante la celebración de la cantamisa el Padre Legionario de Cristo estuvo acompañado por sacerdotes franciscanos y otros más de su misma orden quienes compartieron con él tan especial momento.

Javier González manifestó durante la ceremonia que nunca había pasado por él la idea de convertirse en sacerdote simplemente vivía su vida como sus demás amigos hasta que conoció al sacerdote legionario Juan Pedro Oriol, quien fue el encargado de mover esa inquietud en la que descubrió su vocación y supo que había sido elegido por Dios a quien dejó en sus manos su vida y se encargó del resto.

El nuevo Sacerdote aseguró que durante la preparación hay momentos en que parece no tener fin el camino, sin embargo “si Dios te llamó llega el momento en que Él mismo te guía para continuar por ese camino” y ahora está seguro de que su mayor alegría es “trabajar en la mejor empresa y para el mejor patrón”.

Los primeros en recibir la comunión fueron sus padres Estela Bejarano y Javier González además de sus hermanas Estela y Georgina, quienes orgullosos compartieron la alegría con sus más allegados.

Al término de la ceremonia el padre Juan Pedro, quien conoció a Javier desde muy joven, contó a los asistentes el gusto que tenía Javier por la patineta y al mismo tiempo dio gracias a Dios por la vocación que pone en muchos de los jóvenes.

Después de que el padre Javier dio la bendición sus padres, ellos le lavaron sus manos y las besaron, teniendo en cuenta que como representante de Dios en la tierra todo lo que bendiga será bendito y todo lo que perdone será perdonado.

Los asistentes, quienes recibieron indulgencia plenaria al participar en la celebración, le manifestaron su inmensa alegría al sacerdote celayense, quien emocionado respondió a las muestras de afecto y reafirmó su compromiso con la sociedad, con Dios y consigo mismo.

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