jueves, 2 de septiembre de 2010

2 de septiembre. LEYENDAS URBANAS. El huracán Alubión.


FERNANDO TRUJILLO NOS COMPARTE

El huracán Alubión pasó por la navidad del ´98 en Salamanca España.

Desde el 23 de diciembre del 1998, mi equipo y yo nos encargarón un desayuno especial para el 25 de diciembre. Los novicios y humanistas que entraban a la cocina, nos preguntaban que preparábamos de especial.

Desde el 23 de diciembre comenzamos a preparar aproximadamente 1,500 tortillas de maíz. La harina la mandamos traer desde México. Cocinamos pollos, gelatina, hicimos la crema y el 24 de diciembre específicamente freímos las tortillas para hacer los totopos de los chilaquiles e hicimos los frijoles.

Por la noche del 24, ya cocinados los frijoles, puse un letrero para que los despenseros humanistas no metieran los frijoles al refrigerador porque estaban calientes. Pensaba dejarlos en las bases de aluminio toda la noche.

El 25 de diciembre, aún desvelado, dos novicios y yo, pedimos permiso para levantarnos una hora antes del primer turno, como a las 4 y media de la mañana, para poder realizar todo lo que implicaba el desayuno de primerísima de Navidad. Hicimos nuestras primeras oraciones, la meditación, tuvimos Misa privada. Al llegar a la cocina, observé como un hermano despensero del país de Irlanda, sacó la olla de frijoles del refrigerador. Preocupado de que estuvieran descompuestos los frijoles, le pregunté por escrito al despensero, ¿metieron los frijoles calientes al refrigerador? su respuesta fue: estaban fríos en la madrugada que los metimos.

Confiado de su respuesta, observé los frijoles para ver si no tenían burbujas o algún colorido blanco, los comenzamos a calentar y su textura era normal. Total que servimos el desayuno compuesto por jugo de naranja, gelatina, chilaquiles con pollo y frijoles, pastelitos de postre, los famosos donetes, leche caliente, etc.

La comunidad de Salamanca, cuando llegaron al desayuno de Navidad, gustosos veían las mesas. Todos deleitaron las charolas al ver chilaquiles con pollo y frijoles. Las comunidades de humanistas, las dos secciones de novicios y la comunidad de sacerdotes y religiosos se comieron todo, a tal grado que nuestro equipo le tocó algo de chilaquiles porque los frijoles se los comieron todos. Recuerdo al P. Salvador, que por alguna razón llegó tarde al desayuno, pero gustoso repitió frijoles en tres ocasiones. Ya se imaginarán como le fue al amigo P. Salvador.

Después del desayuno, las comunidades fueron a atender su aseo personal y oficios. Posteriormente tocaba tiempo de juegos de mesa. Ya para este momento, algunos hermanos humanistas se comenzaron a sentir mal del estómago. Durante la comida, aunque llegaron a bendecir los alimentos toda la comunidad de Salamanca, algunos hermanos comenzaron a retirarse del comedor por sentirse mal del estómago. Sólo comenzamos a ver como los religiosos y hasta sacerdotes salían del comedor corriendo o con paso rápido. Pasaba el tiempo de la comida, y algunos religiosos y novicios comían poco, y así poco a poco, el comedor se quedó casi solo.

Después de la comida sólo veíamos como los religiosos y novicios corrían a los baños, azotando las puertas para poder llegar al w.c. También veíamos a los asistentes que se trasladaban a la procura para solicitar más papel para los baños. El alubión pegó tan fuerte a la comunidad de Salamanca que los superiores tuvieron que ir a comprar medicamento para los casos más graves y para comprar otro ciento de rollos de papel.

Al juego programado para el 25 por la tarde, las canchas de básquet, voleibol y fútbol rápido y fútbol estaban con muy pocos hermanos, entre ellos yo.

Pasó por Salamanca la tormenta llamada alubión, en unos días memorables. Después de tal desastre estomacal, el hecho fue motivo de risas y burlas sanas. No fue para menos que un equipo de humanistas prepararon para los festejos de Reyes, una presentación a la comunidad del estado del tiempo para explicarnos la presencia de un huracán que pasó por la comunidad de Salamanca, llamado Alubión.

Espero que esta leyenda les recuerde lo divertido que vivimos estos momentos. Fernando Trujillo

5 comentarios:

  1. JAJAJAJAJAJ. Muy bueno Fernando.
    Toño Aldrette

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  2. Claro que lo recuerdo, a mi me tocó hacer los frijoles... y no me enfermé porque supe que los metieron al refrigerador antes de que se enfriaran... fue divertido.
    Carlos Andres

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  3. Carlos: ¿lo supiste y no le dijiste a nadie? Eso cuenta casi como ser cómplice...

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  4. Estuve haciendo memoria, la verdad no fue la fecha que dice el autor... fue antes de navidad, alguna de las primerisimas de diciembre, 8 0 12. Fue antes de un paseo, hice los frijoles y el venado, con mi grupo (el prefecto era Francisco Plascencia), al final nos dijeron que los frijoles los dejaramos para el día siguiente que era primerísima, y antes de irme les dije que no los metieran al refri,hasta que se enfriara, el encargado de la cocina dio la misma indicación... pero los novicios no hicieron caso... de hecho me llamaron la atención...

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  5. Carisimo:
    He leído tu "LEYENDA" de aquel 25 de diciembre de 1998 donde tu servidor era miembro novel de tu equipo que tenía como lema la abnegación, aunque tengo que confesar que A MI NO SE ME DABA NI SE ME DA.
    Pero dare mi versión como soldado raso de ese equipo que comandabas con gallardía. El hermano Guille que siempre era la estrella de los Encuentros con Cristo; el intachable hermano Nicholas Fisher; el hermano Arturo Bello...eramos únicos.
    Ese 25 de diciembre fue innolvidable. Que si bien no me desmañane si me perdí de los exquisitos frijoles y hasta de las enchiladas, pues me tuve que conformar con una generosa ración de donuts "el alimento básico de todo novicio".
    Fui mesero en ese desayuno y recuerdo la sonrisa de mi hermano en Cristo, Fernando Trujillo, era la de aquel que se alimenta cumpliendo la voluntad del Padre.
    Se acabo el desayuno mexicano de primerisima y recuerdo que tuvimos que rascar las ollas para conseguir vestigios de esos sabrosos chilaquiles que no eran un alimento común en aquellas tierras salamantinas.
    El hermano Fernando nos advirtio que teníamos 5 minutos para desayunar, cosa que me enchilo más y por eso no quise comer los restos de chilaquiles y me fui directo a las donuts.
    Pero ló que vendría después nunca se me olvidara.
    Yo era el encargado de asear los baños de la sección B de Novicios y se imaginarán las consecuencias que tuve que enfrentar del huracán que Fernando Trujillo describe tan coloquialmente. Tenía de 15 a 30 minutos para asear los baños pero ese día DURE UNA HORA y me perdí 20 minutos de la pelicula especial que le iban a exhibir a los novicios por motivo de la navidad. Si a alguién le interesa era sobre la vida de Santa Teresa que tuve que disfrutar con un olor a cloro insoportable.
    PERO LA COSA NO TERMINO AHÍ, pues el tremendo comandante de mi equipo nos empezo a buscar para que nos ofrecieramos de voluntarios para ser meseros en la comida. Los humanistas que iban a servir la comida estaban muy ocupados en el baño tratando de conciliar cuentas con los famosos frijoles.
    Yo me escape de servir la comida porque me hice como el que la virgen le habla. Pero sentí bien feo cuando el hermano Fernando Trujillo me sirvio mis alimentos. Ayyy conciencia!!!!!
    Sin embargo, esa navidad del 98 el equipo se corono sirviendo la merienda cena. Era una faena pues había que trasladar las viandas desde la cocina hasta el otro lado de las canchas.
    Nuestro equipo sirvio y merendo y ceno en solo 10 minutos, pues ya nos sentíamos tan cansados que el hambre ya no se sentía.
    En fin, algún día ire a León a exigirle a Fernando Trujillo que me pague la navidad del 98.
    No se crean, fue una experiencia única, de esas que les puedes contar a tus hijos y nietos y me siento orgulloso de haber estado en la sección B.

    SERGIO ENRIQUE BARBOSA PADILLA

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