jueves, 4 de marzo de 2010

4 de marzo. Fueron a los hospitales a ofrecer los sacramentos. Testimonios del terremoto de Chile (primera parte)

























TESTIMONIO DEL P. ALFREDO MÁRQUEZ LC
¡VTR!
Muy queridos familiares y amigos:

Les envío un saludo y un recuerdo en mis oraciones. Perdón que les responda a todos juntos y de forma esquemática pero comprenderán que no tengo mucho tiempo disponible y apenas ahora nos acaban de restituir el servicio de Internet.

La noche del viernes al sábado fue completamente anormal en mi vida pues el terremoto de 8.8 grados en la escala de Richter a las 3:34 de la madrugada nos sorprendió a todos y nos levantó de la cama sobresaltados. La movida duró casi 3 eternos minutos que parecían no terminar nunca, nunca, nunca.

Salí corriendo de la casa, como todos los demás padres, en pijama, descalzo y a toda velocidad, pero de inmediato me frené, porque hay tantos peligros en quedarse como en salir. Pensé en los cables eléctricos que se caen, en los cristales de los edificios, en pedazos de material que caen de las casas, árboles, etc. alerta mirábamos todos en la oscuridad para ver qué hacer y no se te ocurre nada, salvo procesar en segundos todos los peligros y procurar mantenerte en la zona donde crees que mejor te puede ir. Luego salimos a la calle y ahí nos quedamos una hora conversando entre nosotros y con los vecinos para luego entrar a dormir nuevamente pensando que sólo había sido un susto porque todo se veía en completa normalidad pero a oscuras y sin luz. Era difícil dormir y continuamente se escuchaban sirenas de bomberos y policías que se iban a toda velocidad a otras partes de la ciudad. Al amanecer fuimos descubriendo que en la zona centro de Santiago hubo algún derrumbe de casas viejas de adobe (en Santiago todo se construye ahora con muchas medidas de seguridad antisísmica), y luego, que en la costa y en otras ciudades un poco más al sur sí se había destruido todo. Ahí comenzaron los intentos de llamar a todos los conocidos para ver cómo estaban, pero era inútil: no había comunicaciones.

De inmediato nos fuimos tres sacerdotes a la clínica las Condes al servicio de urgencias para atender a las personas que fueran llegando para darles la unción, confesarles y atender a las familias. Como es la clínica que está junto al colegio Cumbres, comenzaron a llegar muchos heridos de la zona costera donde se encontraban aprovechando el último fin de semana de vacaciones de verano. En una discoteca había 2,000 jóvenes disfrutando su última fiesta hasta que el lugar se les derrumbó con el terremoto. Helicópteros, ambulancias, coches particulares… todos traían heridos y lo más doloroso es que no eran caras desconocidas sino jóvenes y niñas que conocía perfectamente desde que eran niños. El hospital era un hormiguero de doctores, enfermeras, personal de apoyo que corría de un lado para otro cada vez que la alarma anunciaba la llegada de una ambulancia o helicóptero. Llegaba de todo. Un joven con el cráneo hundido por un pedazo de material que le cayó del techo (y yo lo conocía). Otro joven que venía sin los dos brazos y con el cráneo roto (y yo lo conocía), otra joven con el cráneo roto (y yo la conocía); otro con una pierna colgando (y yo lo conocía)… todos venían de la misma discoteca a 150 kilómetros de Santiago y a todos los conocía desde que eran niños porque habían sido alumnos de nuestros colegios y ahora estaban ahí desolados… ¿qué les digo a sus mamás…? No hay palabras. Y así fue todo el día: recibir heridos y estar a su lado.

También están los dramas de la gente que se lleva el mar después del terremoto, con las olas que se forman… También ahí conocía a una familia de nuestros colegios que estaba en una casa junto al mar, les llegó la ola y se los llevó. Los papás y los niños de 5 y 7 años se salvaron pero el de año y medio y de tres, no pudieron… No hay nada que hacer.

Así que, como pueden ver aunque todos nosotros estamos perfectamente bien y todos nuestros colegios en buen estado y sin ningún daño, sí hay zonas del país muy devastadas y mucha gente sufriendo. Así que hemos procurado ayudar lo más que podemos para que todo se normalice.

Menos mal que este país es bastante serio y ordenado pues un terremoto de 8.8 grados hubiera destruido por completo otros países y aquí, sin embargo no se han completado ni los 1000 muertos y casi todo está nuevamente funcionando.

No dejen de encomendarnos pues es muy necesario.

Un saludo a todos Afmo. en Cristo, P. Alfredo Márquez, L.C.

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